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EL LIDERAZGO

Esta época está marcada por crisis sucesivas: económica, medioambiental, sanitaria, que además se superponen. Realmente, y salvo los primeros 4 ó 5 años el siglo XXI no conocemos la tranquilidad de una época no convulsa, próspera o de crecimiento, quizá por ello, el comienzo de este milenio está siendo socialmente tan disruptivo. Los amigos de las teorías catastrofistas ven en todo esto un anuncio, un preludio del final de la civilización o incluso del mundo tal y como lo conocemos, realmente lo más sensato es pensar que todo esto no es más que una conjunción de elementos y factores que nos hacen desembocar en una espiral de la que nos va a costar salir. La crisis sanitaria nos ha conducido a una importante crisis económica que, sumada a la anterior, nos lleva a desigualdades cuyo efecto es una clase media endeudada y empobrecida.

El afán de solucionar los problemas medioambientales en un corto espacio de tiempo, hace que los dueños de las materias primas aprieten ante la más que probable prohibición de ciertos consumos, ello nos ha llevado a un efecto inflacionario de segunda vuelta si contamos con la subida salarial ligada al IPC, que viene a agravar el problema de la deuda, de la que, de momento, para salir solo se nos ocurre incrementar los impuestos, en algunos casos duplicar y hasta triplicarlos. Esto, lejos de provocar el efecto esperado, retrae el consumo (efecto positivo ante la inflación), pero también retrae a autónomos y pequeños y medianos empresarios, los verdaderos generadores de empleo, y agrava la crisis porque se genera paro.

Y esto, que es una reflexión muy simple, ¿qué tiene que ver con el mundo veterinario?, lo cierto y verdad es que en un mundo globalizado como el nuestro, una verdadera aldea donde una noticia puede ser vista y comentada en redes sociales por millones de personas en pocas horas, lo anterior tiene todo que ver con el mundo veterinario.

Hace pocos días en este blog hablábamos del escándalo que supone tener el IVA Veterinario al 21%, mientras que otras profesiones sanitarias carecen de IVA, y antes hemos hablado de “One Health”, ¿de verdad alguien se cree que a nivel de gestión esto sea una sola salud?, yo opino que nos lo creemos solo los veterinarios porque necesitamos que nos “hagan caso”, sabemos que a nivel científico “One Health” es cierto, pero, ¿eso le interesa a los poderes fácticos: clase médica, políticos, …? No tenemos nada más que retrotraernos a la pandemia y su gestión, cuando se preguntó que por qué los veterinarios no tenían más protagonismo, la respuesta fue la que todos conocemos, encogerse de hombros, una sonrisa y … siguiente pregunta.

Estamos muy preparados para liderar muchas cosas, lo que nos propongamos o se nos encargue en todos los ámbitos de la sociedad, no solo el mundo sanitario, también el académico, el social, etc., pero … no nos dejan, no interesamos.

Y nuestra profesión no tiene fuerza, ni “tirón” social, si nos volvemos a comparar con la clase médica, apenas somos la décima parte, y “no salvamos vidas … humanas”, al menos esta afirmación, que no es cierta, es lo que se cree el 90% de la población que idolatra a los médicos.

Los líderes actuales nos han demostrado que el bien común no les interesa, lo que quieren es mantener su estatus, si para ello tienen que hacer cambalaches y componendas que empeoren su equipo, no tienen problema, si tiene que caer alguien que lo ha hecho muy bien, sin problema también, así que si estás en su equipo y destacas o le haces ver que otra gestión es posible, tu cabeza pende de un hilo, no interesas, dejas al líder en evidencia, la gente habla más de ti que de él, haz poco o no hagas nada, eso es lo mejor y seguirás, asirse a la poltrona es lo importante.

Hace un tiempo escuchaba una comparación entre los líderes actuales y los de hace un tiempo, pongamos 75 años, y dentro de que las comparaciones son odiosas, la diferencia está clara, el líder de antaño era carismático, no necesitaba rodearse de mediocres para destacar, por sí solo lo hacía, el actual es lo contrario, unos cuantos mensajes en RRSS, cuanto más sencillos y populistas mejor, aunque luego no cumplamos nada, estamos en campaña, un programa y un mensaje es para no cumplirlo, esto ya lo sabemos todos, y, sin embargo, seguimos haciendo caso, la fórmula funciona, y dentro de un tiempo, cuando nos toque renovarnos, ya volveremos a engañar.

En comunicación tenemos que enardecer a los nuestros y que nos “odien” los otros, hasta aquí todo estupendo, este comportamiento lo conocemos, lo malo es que esta manera de hacer política se ha extendido a otros ámbitos: académicos, profesionales, empresariales, …

Cada vez más vemos “líderes de diseño”, bastante limitados en muchos aspectos pero dispuestos a decir lo que queremos oír, y lo peor es que se acaban creyendo sus propias mentiras, vivimos en un show permanente, y eso no causa más que incertidumbre económica, política y social.  

Cándido Gutiérrez Panizo

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