Bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas, los pasados días 11 de febrero y 8 de marzo se celebraron, respectivamente, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y el Día Internacional de la Mujer y ambos eventos me han hecho pensar en este momento (un poco más) en el papel de la mujer en la veterinaria y más concretamente en cómo está representada la mujer en los puestos de dirección y en los espacios de decisión, además de en las Academias de Ciencias Veterinarias en España.
En la sociedad, en el momento actual, las mujeres somos un poco más del 50 % de la población española, pero ello no quiere decir que estemos representadas (ni creo que tengamos que estarlo obligatoriamente) con porcentajes similares en todos los ámbitos profesionales y científicos. Hay algunas profesiones feminizadas y otras en las que el predominio masculino es indiscutible.
No creo que sea necesario reivindicar en este foro el papel de la mujer en los ámbitos científico y profesional de la veterinaria. La progresiva incorporación de las mujeres a ésta y a todas las demás facetas de la vida es incuestionable e imparable. Pero ¿lo estamos haciendo al ritmo esperable en los estudios, en la profesión, en las empresas, en las Academias?
En las aulas del actual Grado en Veterinaria, las chicas se encuentran en el entorno del 80 % en casi todos los centros. Si los incrementos fueran el principal factor a considerar, deberíamos señalar que parece que las mujeres hemos avanzado, pues, a modo de ejemplo, en la orla de mi promoción de la Licenciatura en Veterinaria (1971-1976) había 50 alumnos, 43 hombres y 7 mujeres (éramos, por lo tanto, el 14 %). Sin embargo, creo que estas cifras no reflejan un logro específico de la mujer, más bien parece que se trata de una evolución derivada de que cuando yo estudié la mayor parte del trabajo veterinario clínico se orientaba a la atención a los animales de granja mientras que, a día de hoy, la mayoría de las (los) estudiantes lo hacen con un decidido interés hacia los animales de compañía.
¿Podemos decir lo mismo por lo que se refiere a los porcentajes ocupados por mujeres veterinarias en los puestos directivos, en las direcciones de los Departamentos Universitarios, en las Jefaturas de Servicio de la administración, en las Direcciones Ejecutivas de las empresas? Cierto es que para alcanzar ese tipo de puestos se necesita un tiempo de actividad profesional, se necesita una trayectoria, se necesita un currículo que lo avale, y eso, cuando éramos muy pocas, solo lo podían lograr, lógicamente, muy pocas, pero ya hace muchos años que somos bastantes más y sin embargo la realidad demuestra que no ocupamos todavía el razonable y merecido equilibrio que nos corresponde ¡y estamos lejos!
Y me refiero a un merecido equilibrio y no hablo ni de la mitad de los puestos, ni de porcentajes, ni de ninguna cifra (habrá casos en que debe ser un 10 % y otros en los que debería ser el 90 %), porque el equilibrio es lo que (en cada momento, en cada situación y para cada ámbito) es de justicia.
Con una experiencia suficientemente dilatada (aunque solo sea en la Universidad) he visto y he sabido que con mucha frecuencia nos encontramos con casos en los que como ninguna mujer da el paso al frente, ninguna puede conseguir los votos, los apoyos o los informes favorables. Si no nos presentamos, no es posible que nadie nos considere candidatos posibles.
¿Y cuál es la razón de que no demos ese paso al frente? Según mi opinión, no es un problema de capacidad sino de convencimiento, no es un problema de eficacia en el trabajo sino de autovaloración.
Un ejemplo, que no debe ser entendido como una crítica sino como una constatación, es lo que sucede en España en las Academias Veterinarias y debo decir que, comparando todas ellas, la Academia de Ciencias Veterinarias de la Región de Murcia es una de las que más mujeres incorpora como Académicas de Número (el 25 % de todos sus miembros) y como Académicas Correspondientes (el 28 % de todas las plazas).
Para ser candidata a miembro de una Academia (corporación pública que fomenta la investigación, la técnica y el estudio del campo científico que le corresponde, emite informes no vinculantes y asesora al Gobierno y a la Administración y Organismos públicos) se necesita, en general, ser Licenciada o Graduada en Veterinaria (en el caso de las de Veterinaria), ser doctora, estar avalada por una trayectoria profesional y de servicio a la comunidad y ser propuesta por tres miembros de la Academia. ¿Hay muchos más hombres que mujeres que puedan presentarse? ¿Tantos como para acaparar la mayoría de los puestos en la mayoría de las Academias?
Chica, amiga, compañera, los puestos institucionales también son para nosotras, los puestos de responsabilidad también son para nosotras, los puestos directivos también son para nosotras, los puestos de representación también son para nosotras, si las circunstancias te lo permiten, sé decidida, ¡tú vales para ese puesto! ¡quiere!