Introducción
La restricción derivada de la pandemia ha implicado cambios en nuestras libertades y mentalidad, pero no sólo a los humanos. Indirectamente las mascotas, especialmente perros y gatos, han sido víctimas colaterales. Esta desconcertante situación parece que lleva camino de permanecer bastante tiempo, como ya adelantó en diciembre de 2020 el panel de expertos de la OMS.
Mientras se desarrollan nuevas vacunas y surgen nuevas variantes se desconoce si existen más fuentes de transmisión que las aéreas. No estaría de más que como veterinarios, olvidados en la gestión de la pandemia en España, pongamos nuestro granito de arena en cuanto a aspectos básicos relacionados con el manejo e higiene de perros y gatos, sobre todo cuando los sacamos a pasear.
En abril de 2021, la revista Nature publicó un artículo que hacía alusión al modelo de queso suizo (Figura 1). Esta idea se basa en un silogismo: imaginemos diferentes lonchas de queso suizo, con sus característicos agujeros, alineadas. Todo está bajo control. Pero ahora movamos una de las lonchas, de pronto la simetría desaparece y nos encontramos con huecos por donde se puede “colar” el virus. Uno de esos agujeros sería la sanidad y manejo animal.

Figura 1. Modelo de la teoría del queso suizo
Tanto la AVMA y la ECDPC han señalado que los animales no son transmisores de COVID y que los casos registrados han sido fruto de la convivencia con individuos infectados. El último informe emitido por Lappin y Marcondes, miembros del Panel Científico de WSAVA (2021) describe que globalmente menos de 200 mascotas han dado positivo (gatos, n= 96; perros, n= 77).
Las características epidemiológicas y biológicas de los coronavirus sugieren que las barreras de las especies para la infección pueden cruzarse fácilmente. De hecho, este verano nos sorprendió la prevision emitida por el SAGE de UK, relativo a la posibilidad de que el coronavirus COVID pudiese combinarse con coronavirus propios de las mascotas y que se mantienen controlados gracias a las pautas de vacunación. Nunca como hasta ahora la acción veterinaria en este aspecto ha sido tan importante.
La prevención es la mejor herramienta como parte del enfoque «One Health» (Reglamento (UE) 2016/429 sobre enfermedades animales transmisibles, revisado en junio de 2020 y aplicable a partir del 21 de abril de 2021).
Hechos a tener en cuenta:
1) Estar en contacto estrecho con personas COVID positivas que están en cuarentena. Esta situación aumenta la seropositividad de los animales, aumentando las dudas sobre el posible papel de las mascotas en la diseminación de la pandemia.
2) Haber pisado/olido material infeccioso tirado en la calle (guantes y mascarillas) en su paseo diario, una práctica incivilizada de la que informan muchos medios de comunicación. Las mascarillas y los protectores faciales pueden bloquear las gotitas de virus al toser, estornudar y hablar. Pero incluso las máscaras de mayor calidad siguen dejando pasar algunos virus (CDC, 2021).
¿Cómo deben ser los paseos de nuestras mascotas?
Los perros en sus paseos deben ir con correa y no ir libremente, por parques caninos o incluso entrar en contacto con otros de dueños desconocidos que puedan ser asintomáticos: los aerosoles de un individuo podrían depositarse en el pelaje de la mascota contaminándolo.
El sentido común recomienda pasear en las horas de menos afluencia teniendo en cuenta las medidas mencionadas. Sin embargo, este aislamiento físico provoca graves problemas en el bienestar del animal, que no son objeto de este artículo. Una posibilidad sería ir con otras personas cuyo estado sanitario sea bueno y que tengan hábitos higiénicos similares a los que adoptamos. Hablamos de la introducción de la «burbuja de mascotas COVID-19».
Los gatos suelen permanecer dentro de la casa por lo que el riesgo de contactar con el COVID es menor, aunque debido a su carácter independiente la AVMA o la WSAVA, recomiendan controlar sus salidas, especialmente si se vive en una casa con jardín.
Importancia de la higiene en el hogar
Tras del paseo es imprescindible una buena limpieza de las patas, pelaje, hocico y cola con una toalla húmeda jabonosa especial para mascotas. Lo ideal es utilizar una toallita para cada pata. En cualquier caso, no utilizar geles hidroalcohólicos humanos, ya que son irritantes por su alto contenido en alcohol, provocando pododermatitis. Otra sustancia prohibida es la lejía, aunque el hipoclorito de sodio, sea viricida. Su uso se recomienda para la desinfección de superficies que están en contacto con la mascota, no con la piel. Existen alternativas como mezclar agua con vinagre o simplemente utilizar agua con jabón. La limpieza rutinaria normal reduce el potencial de propagación del COVID al eliminar los gérmenes y la suciedad (EPA, 2021). Recomendamos ser desconfiados con los consejos que aparecen en las redes, carentes de base científica e ineficaces. No olvidemos desinfectar la correa, collar, e incluso la ropa que utiliza (abrigos, chubasqueros…). Los datos emitidos por la CDC (2021) señalan que el virus puede estar presente en superficies inertes (acero inoxidable, plástico y vidrio) hasta 72 horas, disminuyendo su eficiencia a medida que pasa el tiempo.
Estas medidas deben extenderse a la manipulación de los alimentos, especialmente si el animal consume una dieta BARF. En nuestra opinión, en estos momentos lo más adecuado es que la dieta se base en alimentos procesados (secos o húmedos), específicamente preparados para animales de compañía y testados nutricional y microbiológicamente.
La veterinaria es una profesión esencial para la atención de cualquier duda al respecto. Los veterinarios recibimos regularmente orientaciones de organizaciones científicas sobre cómo actuar en estos momentos de incertidumbre (AVMA, 2021). Hasta entonces, es aconsejable tomar medidas de precaución para evitar que la mascota traiga el virus a casa. La profesión veterinaria, mediante el asesoramiento a los propietarios sobre el manejo y cuidado de sus mascotas, es básico.