En la última década las instalaciones de acuicultura han proliferado en todo el mundo y de forma particularmente abundante en el Mar Mediterráneo, dónde las granjas de dorada y lubina forman parte del paisaje de muchos enclaves. Este aumento del número de instalaciones ha evolucionado de forma paralela al incremento de fenómenos climáticos adversos que provocan escapes masivos de estas especies, que junto a los llamados “escapes por goteo” derivados de la pérdida de peces por fallos en los protocolos de mantenimiento de las instalaciones, bien por roturas accidentales o provocadas, tienen sus efectos sobre la flora y fauna de nuestro ecosistema marino y sobre la economía de las granjas que en muchos casos se ven abocadas a la quiebra a pesar de las elevadas primas de seguros que pagan para compensar estas pérdidas.
Los efectos que estos escapes de peces tienen en el medio marino son amplios. A nivel de genética de poblaciones los escapes contribuyen a una pérdida de diversidad genética ya que las “hatcheries” de cultivo suelen obtener los alevines de un reducido número de reproductores, y en muchos de los casos forman parte de programas de mejora genética con índices de selección dirigidos a caracteres de crecimiento y calidad, retraso de la pubertad y resistencia a enfermedades, lo que sin duda provoca efectos en la deriva genética de las poblaciones salvajes que no siempre se pueden evaluar con la suficiente agudeza.
A nivel de la biodiversidad, los escapes masivos provocan la llegada de elevadas cantidades de biomasa a zonas concretas del medio marino generando un aumento temporal de la competencia por los hábitats o por los recursos alimenticios de la zona, lo que genera estrés en la cadena trófica, que no se suelen alargar en el tiempo debido a la captura de estos cardúmenes por los pescadores (profesionales y recreativos), y a la dispersión progresiva de la población escapada. Estos efectos son más visibles por la predación que puedan tener los peces escapados sobre otros recursos biológicos comerciales, y que afectan al sector pesquero.
En los escapes masivos se generan desequilibrios en los mercados locales provocados por un aumento de la oferta que no se adapta a la demanda, generando precios bajos que afectan no solo a los peces escapados sino también a las mismas especies salvajes capturadas por la pesca extractiva. La polémica está servida en este aspecto, ya que aunque se trate de peces de acuicultura escapados, son etiquetados como pesca extractiva tras las subastas en lonjas de primera venta provocando una situación como poco de desinformación al consumidor sobre el verdadero origen del producto.
Otro aspecto a valorar en los escapes masivos y por goteo son los efectos derivados de la transmisión de enfermedades a los peces silvestres, riesgo que ya existe sin escapes y que obviamente aumenta en estas liberaciones, al que se añaden en algunos casos los riesgos para la salud pública que pueden generar estos peces si estaban siendo tratados y dentro del intervalo de “no sacrificio” por no haber superado el tiempo de espera que corresponda al producto utilizado.
Mucho se ha avanzado en el control de escapes con protocolos definidos de prevención en los puntos críticos que los pueden provocar, también en sistemas de recaptura y re-enjaulamiento de estos peces, en el uso de biomarcadores para diferenciarlos de los peces salvajes; pero sin duda la acuicultura se enfrenta al desafío del cambio climático y de todos sus efectos sobre el medio marino (aumento de temperatura, pérdida de pH, subida del nivel del mar, cambios en las corrientes y afloramientos de nutrientes, etc.), el mayor es el reto tecnológico, tratando de seleccionar localizaciones menos afectadas por fenómenos climáticos adversos y desarrollando una ingeniería que permita contar con instalaciones seguras que eviten estos escapes.
Dentro de este concepto de “escapes” se incluyen también los que se derivan de las salidas de gametos y huevos procedentes de las instalaciones de cultivos y derivados del éxito reproductivo que sucede en el interior de las jaulas, y que se trata de un hecho constatado. Los efectos que conllevan estas salidas de gametos y huevos son los mismos que se han mencionado pero a una escala menor, ya que en estos casos tendrán que adaptarse desde el principio a la vida silvestre, y estarán sometidos a las mismas presiones para sobrevivir en el medio que las larvas salvajes, pero quizás con un genética menos adaptada a la selección natural.
En definitiva, los escapes son un problema para abordar por su transcendencia probablemente no bien conocida ni en el número de efectos ni en la profundidad de los mismos, y que debe ser tratado de forma multidisciplinar, entre otros por los veterinarios/as, ayudados por la inteligencia artificial y el internet de las cosas.
Lecturas recomendadas:
David Izquierdo Gómez, Damián Fernández Jover, Pablo Sánchez Jerez, Kilian Toledo Guedes, Pablo Arechavala López, Aitor Forcada Almarcha y Carlos Valle Pérez. Guía de buenas prácticas para la gestión de escapes en Acuicultura. 2014. ISBN-13: 978-84-697-2054-7
Dempster T, Moe H, Fredheim A, Sanchez- Jerez P (2007) Escapes of marine fish from sea-cage aquaculture in the Mediterranean Sea: status and prevention. CIESM Workshop Monograph 32: 55- 60. www.ciesm.org/online/ monographs/Lisboa.html
Jensen Ø, Dempster T, Thorstad EB, Uglem I, Fredheim A (2010) Escapes of fishes from Norwegian sea-cage aquaculture: causes, consequences and prevention. Aquacult Environ Interact 1:71-83.
Killian Toledo. Impacto Socioeconómico Gloria. R10-v2.pdf (ua.es). 2022.
Perni Llorente, A; Ruiz Chico, J. Análisis económico de los escapes de peces de explotaciones acuícolas debido a eventos climáticos extremos. Microsoft Word – GLORIA_II_Informe_final.docx (programapleamar.es). 2022.