Menú Cerrar

LA LUCHA QUE NO CESA: LA EXPANSIÓN RECIENTE DEL VIRUS DE LA VIRUELA DE LOS MONOS

La viruela de los monos se diagnosticó por primera vez en un niño de 9 años en la República Democrática del Congo en 1970, nueve meses después de la erradicación de la viruela en ese país y diez años antes de la erradicación de esta a nivel global (1980). A partir de 2016 también se han confirmado casos en la República Centroafricana, República Democrática del Congo, Liberia, Nigeria, República del Congo y Sierra Leona. Fuera de África, se notificó en los Estados Unidos en 2003 tras la llegada de ratas gambianas y lirones de Ghana a Texas y que se aclimataron cerca de las guaridas de perros de las praderas. Más recientemente se ha informado en Reino Unido, Israel y Singapur, pero siempre con un número bajo de afectados. Desde mediados de mayo de este año se han presentado casos en doce Estados Miembros entre ellos España y Portugal, en pacientes que no habían realizado viajes recientes a África o habían estado en contacto con otros afectados. En su mayoría se han diagnosticado en hombres que han mantenido relaciones con otros hombres.

El aumento de la incidencia de esta enfermedad podría deberse a virus mutantes más agresivos o contagiosos, al aumento de la densidad de población humana en los lugares que son sus reservorios naturales o la disminución de las defensas tras dejar de vacunar a la población frente a la viruela convencional tras la erradicación de la enfermedad.

El virus de la viruela del mono es un virus ADN de doble cadena. Los viriones están delimitados por una membrana externa y rodeada de una envoltura que contiene lípidos de la célula hospedadora y proteínas específicas del virus, con un tamaño de 200 a 300 nm, lo que le asemeja a un grano de café. Pertenece a la familia Poxviridae y genero Orthopoxvirus, donde se incluyen también el virus de la viruela, el virus Vaccinia (utilizado como vacuna) y el virus de la viruela bovina (Cowpox). Su sintomatología es similar a la causada por la viruela, pero menos grave. La transmisión es por contacto o a través de fluidos corporales (gotas respiratorias grandes o secreciones infectadas), materiales contaminados como la ropa de la cama y a través de la placenta. La enfermedad tiene una evolución favorable y la recuperación se produce en varias semanas, aunque puede dar lugar en algunos casos a una enfermedad grave y alcanzar una mortalidad del 11%. La afección es mayor en niños y adultos jóvenes, por su parte las personas inmunocomprometidas tienen un riesgo especial de padecer enfermedad con un curso grave. Las complicaciones como dificultades respiratorias, infecciones bacterianas secundarias y encefalitis son menos frecuentes en pacientes vacunados contra la viruela. 

El periodo de incubación puede oscilar entre los 5 y 21 días y el cuadro clínico se caracteriza por fiebre, dolor de cabeza, escalofríos, agotamiento, astenia, dolor de espalda y musculares, linfoadenopatías (región cervical o inguinal, signos que no se presentan en la viruela) y cansancio. Después de la fiebre, a los 1-5 días aparece erupción en la cara que se extiende a otras partes del cuerpo, generalmente las extremidades (manos y pies). También se ven afectadas la mucosa oral, genital y conjuntiva, así como la córnea. La lesión característica es en forma de volcán con el centro deprimido, que va desde la formación de máculas que evolucionan a pápulas, vesículas, pústulas y costras que se desecan y caen. Las lesiones cutáneas están todas en la misma fase y se diagnostica por PCR y la secuenciación del virus. 

El Ministerio de Sanidad ha hecho público el Protocolo para la detección precoz del virus de la viruela del mono. Así, el paciente debe estar aislado hasta que hayan desaparecido las lesiones cutáneas; usar mascarilla en el caso de presentar síntomas respiratorios; no abandonar el domicilio a no ser que necesite atención médica (en cuyo caso llevará la mascarilla en todo momento), y no utilizar el transporte público. También es conveniente mantener la higiene de las manos en caso de que haya habido contacto con personas infectadas, así como evitar el contacto con animales.

Las recomendaciones del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades son: buscar atención especializada; las personas que tengan relaciones sexuales con múltiples parejas, o bien tienen relaciones sexuales ocasionales, deben estar particularmente atentos. Los casos sospechosos deben ser aislados, examinados y notificados con premura, para poder realizar el rastreo de contactos de los casos positivos. La persona afectada debe vacunarse si ésta se halla disponible en el país, al igual que los contactos cercanos de alto riesgo. En casos graves, el tratamiento con un antiviral registrado puede ser eficaz.

La OMS sugiere que las autoridades nacionales de salud deberían considerar ofrecer la vacuna contra la viruela a los trabajadores de la salud y a quienes tratan o están expuestos a pacientes con el virus de la viruela del mono o sus muestras. Según los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, es conveniente la vacunación temprana 14 días después de la exposición por contacto, lo que ayudaría a reducir los síntomas de la enfermedad si esta llega a presentarse.

Para disminuir el riesgo de transmisión entre animales y humanos, las medidas de control deben incluir actividades que permitan un mayor control de la importación de especies portadoras potenciales, como la limitación o prohibición del movimiento de especies sospechosas y la aplicación de cuarentena o el descarte de especies potencialmente infectadas.

Lo que es patente es que subsisten numerosas incertidumbres sobre la historia natural del virus de la viruela del simio. Ello obliga a realizar más estudios para identificar los reservorios y formas de propagación del virus a partir de los mismos. En suma, el concepto de Una Salud se debería aplicar en esta enfermedad, al igual que debería hacerse para el resto de zoonosis.

Antonio Bernabé Salazar

2 comentarios

  1. Blas A, Marsilla de Pascual

    Enhorabuena a ambos , como siempre en estos procesos infecciosos zoonosicos , los VETERINARIOS somos los principales conocedores del proceso y su epidemiologia . Habrá que darlo a conocer a la sociedad. un abrazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *