En las últimas semanas, desafortunadamente, se ha confirmado la presencia de la viruela ovina y caprina en España, una infección ciertamente muy compleja, ocasionada por dos tipos de poxvirus pertenecientes al género Capripoxvirus, cuya última descripción en nuestro país se remontaba, hasta hace unas semanas, al año 1978.
La información clínico-epidemiológica existente hasta ahora, evidencia que nos encontramos ante un episodio de viruela ovina, habiéndose diagnosticado ya su presencia en más de una decena de explotaciones de las comunidades autónomas de Andalucía y Castilla La Mancha. En las mismas, se han visto afectados tanto animales jóvenes como adultos, pues es importante mencionar que, aunque los animales de cualquier edad son susceptibles a la infección, son los corderos los que suelen estar más afectados. La viruela ovina no es una zoonosis, es decir, no afecta al ser humano, y tal y como está observándose, suele ser específica de la especie en cuestión, si bien, hay algunas cepas que pueden afectar tanto a cabras como ovejas.
La infección se transmite principalmente a través del contacto directo con las lesiones cutáneas o a partir de las secreciones respiratorias de los individuos afectados. En éstos, tras un periodo de incubación variable, que oscila entre varios días y 2 semanas, la presencia de un pico inicial de fiebre, suele preceder a la clásica sintomatología asociada a los poxvirus, con lesiones cutáneas (máculas que evolucionan a pápulas o incluso a formas nodulares), acompañadas de la presencia de lesiones a nivel interno, principalmente en el aparato respiratorio entre otros órganos, y afectación del tejido linfoide. La mortalidad que acompaña a un porcentaje de los individuos infectados, y que es muy variable en función de factores como la especie y raza infectada, su inmunidad o la propia virulencia de la cepa, puede también presentarse súbitamente al comienzo del proceso, sin dar pie a la aparición de ninguna otra sintomatología.
La importancia del sector y las limitaciones comerciales y económicas que supone para España no estar libre de viruela motivan la rápida actuación para tratar de recuperar lo antes posible el estatus de libre de la infección.
En este sentido, para el éxito de las medidas que se están desarrollando son clave algunos aspectos, como:
- La detección de los rebaños afectados y el sacrificio sanitario de urgencia de los infectados y los que están en contacto con ellos, lo cual, en ocasiones, sobretodo en cepas de baja o mediana virulencia no es nada fácil.
- La limpieza y desinfección estricta de las instalaciones en los rebaños afectados.
- La restricción de movimientos en los rebaños de las zonas afectadas, y la vigilancia en las zonas que se establezcan a tal fin. Hay que evitar a toda costa el contacto entre rebaños en áreas sospechosas, incluyendo compartir pastos y cualquiera otra acción de riesgo.
- La vigilancia en cualquier rebaño ovino o caprino del país, a efectos de poder analizar cualquier rebaño donde se observen animales síntomas compatibles.
- El trabajo coordinado de ganaderos, técnicos, veterinarios y autoridades sanitarias, siguiendo la misma estrategia.
Tras la viruela del mono, se nos presenta otro reto complejo para tratar de evitar que la viruela ovina se convierta en una enfermedad endémica en nuestro país. La profesionalidad de todos los estamentos implicados es, sin duda, nuestro punto fuerte para vencer a este enemigo tan peligroso. Tiempo habrá de analizar lo sucedido y valorar la vía utilizada por el virus para llegar a nuestros rebaños, al objeto de aplicar las medidas preventivas necesarias.
Muy bueno, y sobretodo de gran actualidad. Me ha gustado.